miércoles, 8 de junio de 2011

El Hombre político: las bases sociales de la política

Lipset entiende democracia, en este libro, como un sistema político que suministra oportunidades constitucionales para un cambio pacífico de dirigentes gobernantes. Sustenta a través de Schumpeter y Weber que deben darse tres condiciones: 
  1. Un cuerpo político de instituciones. 
  2. Líderes políticos en funciones. 
  3. Líderes políticos reconocidos que aspiran a cargos.

El texto a resumir se centra en la relación de la democracia con el desarrollo económico y la legitimidad. Lipset para explicar sus postulados se apoya mucho en Weber; tal es así que terminando el capítulo dos, podríamos afirmar que la democracia moderna sólo es posible dentro de la industrialización capitalista. Y si nos adentramos más en la tesis weberiana, hasta el protestantismo y su culto por la individualidad del sujeto no deja de tener un punto fuerte a favor de la democracia.
Una economía buena, garantiza las posibilidades de una democracia; si no puede derivar en otras perversiones como la oligarquía (dictaduras tradicionales) o la tiranía (comunismo o peronismo). Los rasgos de una economía buena se pueden ver en la relación de algunas variables y el desarrollo de la democracia: Industrialización; Urbanización; Nivel de cultura; Riqueza; Educación.  Lipset hace especial énfasis  en la última, la educación[1], "más significativa que los ingresos o la ocupación", siendo ésta no suficiente, sino que debe constituirse como una condición necesaria. Luego de que Lipset presente la tesis de Lerner, indica que estas variables deberían desarrollarse al unísono para evitar la desorganización social. Son clave del proceso de modernización como fases históricas; sin embargo al final desacredita toda hipótesis de Lerner, no sin antes rescatar que su investigación motivará otras más.
Es curioso el anticomunismo del autor que se ve a lo largo de todo el texto[2] y nos muestra la polaridad de su época. Además, Lipset en repetidos pies de página  nos demuestra sus limitaciones académicas (ver página 45 pie de página 1 del cuadro II y página 48 pie de página 10). Dentro del  tema titulado DESARROLLO ECONÓMICO Y LUCHA DE CLASES, Lipset, nos hace concluir que existe una relación inversa entre renta per cápita y comunismo: a mayor comunismo, menor renta per cápita en un país. Frente a esto concluimos que el extremismo no es nutrido por la pobreza estable[3], sino por mayor información[4]; sin embargo, cuando la redistribución es mala y el grado de desigualdad agudo, se propicia un discurso extremista.
En el capítulo tercero, Lipset, nos habla de la legitimidad y la eficacia; además que se puede prescindir de la primera pero no de la segunda para durar en el poder. Las crisis de legitimidad ocurren en épocas de transición hacia una nueva estructura social. Igualmente una democracia que se precie de estable debe de mantener una tensión moderada entre las fuerzas políticas en pugna.



[1] Lipset presenta educación y cultura casi como hegemonía: cultura nacional integrada es diferente de una clase baja aislada.
[2] Podríamos concluir bajo lo que Lipset presenta que la mayor amenaza de las democracias jóvenes son sus comunistas internos.
[3] Se relaciona más con tradición
[4] “Una casa puede ser amplia o pequeña; mientras las casas circundantes sean igualmente pequeñas, ella satisface todas las exigencias sociales de residencia. Pero si se levanta un palacio al lado de la pequeña casa, ésta queda reducida a una choza” (Cita que Lipset hace de Marx en la página 56).

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