jueves, 30 de junio de 2011

Ensayo académico Introducción a la Gestión Pública: el Paradigma legal-racional y la Teoría de la Elección Racional


¿Es posible hallar diferencias notables entre el Paradigma legal-racional y la Teoría de la Elección Racional? Sí, porque ambos planteamientos parten de de raíces ideológicas muy disímiles.

A continuación, haremos un breve análisis de las diferencias que hay entre el Paradigma legal-racional y la Teoría de la Elección Racional. Para ello partiremos de definir ambas teorías/paradigmas. Esto nos permitirá visualizar más claramente el porqué los argumentos fundacionales de ambas teorías son tan diferentes.

El Paradigma legal-racional (PLR)

El Paradigma legal-racional, conocido también como paradigma weberiano, plantea principalmente que la racionalidad instrumental es innata a las personas que componen el aparato estatal.  Por ello la burocracia se encuentra capacitada, por su composición de sujetos racionales, para llegar a sus metas. Los funcionarios, de la burocracia que estamos idealizando para explicar el paradigma, deben ser conjunto de un cuerpo permanente, formar el espíritu de cuerpo, y encontrarse aislados para evitar que contaminen su desempeño con inclinaciones de orden político y/o económico. Es así, que la burocracia se construye y mantiene por medio de normas legales, permanentes y neutrales que permiten garantizar la eficiencia de los funcionarios e igualmente establecer “un sistema jerárquico centralista”; en el cual los superiores toman las decisiones en la planificación y no es posible que elementos inferiores presenten injerencia en ello. (Cfr. Trelles. 2009: 16).

Como características del Paradigma legal-racional, podemos tener en cuenta las siguientes:

a.     Carácter legal de las normas y de los reglamentos. 
b.    Carácter formal de las comunicaciones
c.     Racionalidad en la división del trabajo.
d.    Impersonalidad en las relaciones de trabajo.
e.     Jerarquía bien establecida de la autoridad.
f.     Rutinas y procedimientos de trabajo estandarizados en guías y manuales.
g.    Competencia técnica y meritocrática.
h.     Especialización de la administración y de los administradores, como una clase separada y diferenciada de la propiedad (los accionistas).
i.      Profesionalización de los participantes.
j.      Completa previsibilidad del funcionamiento. (Trelles Araujo. 2011: 3)[1].

Estas características le dan forma a la dominación que el Estado y su cuerpo burocrático puede ejercer. Weber, en el capítulo III de Economía y Sociedad, explica que hay tres tipos de dominación que legitiman en este caso al Estado y a su cuerpo burocrático:

1.    Dominación Tradicional: Es un tipo de autoridad que ha perdurado durante la historia y es reconocida por su antigüedad y costumbre a ella, por ello descansa en la creencia cotidiana.
2.    Dominación Carismática: Se da por medio de una autoridad carismática de un individuo que ha destacado por sus hechos, Weber lo destaca como "entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad".
3.    Dominación Racional: "que descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal)." (Cfr. Weber.2011) [2]

Específicamente, nuestro interés se enfoca en el tercer tipo de dominación. Que además coincide con las características antes expuestas del Paradigma legal-racional.

La Teoría de la Elección Racional (TER)

En cambio, esta teoría esboza la idea de que los funcionarios no son capaces de adquirir un fuerte compromiso institucional. Esto lo fundamentan desde la filosofía utilitarista, donde el sujeto tiene como principio aumentar el placer y disminuir el dolor:

“El credo que acepta la Utilidad o Principio de la Mayor Felicidad como fundamento de la moral, sostiene que las acciones son justas en la proporción con que tienden a promover la felicidad; e injustas en cuanto tienden a producir lo contrario de la felicidad. Se entiende por felicidad el placer, y la ausencia de dolor; por infelicidad, el dolor y la ausencia de placer.” (Mill: 2011).

Esto no le quita racionalidad al sujeto, sino que la potencia en sí mismo. Es decir, el sujeto será racional para satisfacerse por sobre de su entrono, de esta forma podemos ver el individualismo predicado por esta filosofía.

Por eso, esta teoría, plantea que para la mayor eficacia del sector público, es necesario establecer un sistema de incentivos, para así que la búsqueda individual de placer pueda tener un nexo con el bien común. De esta forma, además se buscará ampliar la capacidad de acción de los individuos, se amplía su libertad y con ello su creatividad.

Por otro lado, Vincent Ostrom , uno de los teóricos de la Elección racional, plantea que aquello que el Paradigma weberiano decía de aislar a los funcionarios públicos para evitar que se contaminen con intereses políticos y económicos, es imposible y que siempre habrá un espacio para la acción política; plantea que de no haber una coincidencia inicial entre los agentes, deberá buscarse una negociación. Ostrom, además critica a Weber, diciendo que el encapsulamiento planteado por tu paradigma burocrático genera los vicios al interior de la burocracia y con ello su descomposición.

Hay que resaltar algunas de características de esta teoría:

1.    Descentralismo: permite que haya controles externos al poder estatal, acerca  la burocracia a los receptores principales de los beneficios ( los ciudadanos), Así mismo, la capacidad de toma de decisiones se  descentraliza y no sólo se enfoca en funciones, es decir, se ejecutan las órdenes que da el centro , pero también hay una capacidad de decidir en la periferia del sector público.

2.    Opinión ciudadana: Ayuda a un mejor trabajo, en trasparencia de las gestiones. Mejores resultados y menos corrupción.

3.    Sueldos diferenciados y competitivos.
4.    Evaluación permanente de los funcionarios, igualmente la posibilidad de despidos y contrataciones a partir de ello.
5.    El nivel de predictibilidad baja un poco, en relación al PLR, de Alto a Mediano. (Cfr. Trelles: 2009 y Clases de Introducción a la Gestión Pública).


Entonces, podemos ver que ambas teorías son bastante diferentes, que una parte de ideales distintos a la otra: Weber tiene un planteamiento considerado neokantiano y no busca la instrumentalización del sujeto (fuera de su razón), mientras que en la TER, vemos que si la instrumentalización del sujeto es necesaria para aumentar la eficacia del aparato burocrático, entonces no debería dudarse en aplicarla. Además, cabe resaltar, que ambas teorías son propias del tiempo en que fueron gestadas. Por ello, la TER (1960´s) tiene un perfil más ejecutivo- empresarial, mientras que el PLR (S.XIX) es bastante más idealista, ante las personas[3] y el Estado; lo que hace parecer a la TER más eficaz y pragmática, incluso más acorde con el sistema económico neoliberal. Posteriormente, ambas serán criticadas y recogidas en el neo-institucionalismo organizacional.

Bibliografía:

MILL, John Stuart
2004      El Utilitarismo
                Libro encontrado en internet:
                http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/utilitarismo/caratula.html

TRELLES ARAUJO, Gustavo
2011      Trabajo encontrado en internet, en elprisma.com:
                http://www.elprisma.com/apuntes/economia/maxweberburocracia/default3.asp

TRELLES SARAZÚ, Carlos
2009      Razones burocráticas ¿Cómo hacer eficiente al servidor público                                             peruano?
                PUCP:Lima.

WEBER, Max
2011      Economía y Sociedad
                Texto encontrado en internet:
                http://usuarios.multimania.es/medeis/SOCIOLOGIA/Max%20Weber%20(tipos%20de%           20dominacion).pdf


[1] Es una cita textual, pero por el formato de viñetas no le pude poner comillas.
[2] Citas hechas del mismo libro a Confrontarse (Cfr).
[3] Mientras, que la TER desde su primer argumento plantea que las personas son naturalmente egoístas. Weber plantea la posibilidad de conformar un “espíritu de cuerpo”, una fidelidad de los funcionarios y valores que hacen posible la gestión burocrática.

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