El indulto a Alberto Fujimori ha desencadenado una ola de rechazo que ya se asoma rumbo a una próxima Marcha de los Cuatro Suyos. Ha revelado una forma de hacer política que no va de la mano con lo que es ciudadano peruano de a pie esperaba. Sí, pues, nunca fue una democracia limpia.
Esto requiere de un cambio urgente de todo, de una reforma del Estado. Y no será sencillo. Pero hay que haber madurado políticamente para asumir el embate que viene si es que se tiene claro algún camino que nos distancia de esta podredumbre.
La reforma del Estado, es un capítulo que estudiamos mucho en Ciencia Política. Es hora de llevarlo a la práctica, al menos a una propuesta estructurada y no será sencillo pues requiere de comunicación, coordinación y ejecución. Algunos me preguntan ya por quién la ejecutará, de eso se encarga el desarrollo de los hechos, de que salgan líderes naturales. Mientras trabajemos en un programa, plan o algo para poder ofrecer algo diferente.
Si no queremos perder el Estado de derecho, en Perú requerimos de hacer una operación de urgencia en los tres poderes del Estado. No estamos ante un sistema político que realmente combata la corrupción, nada de lo aplicado ha funcionado y hoy pagamos los platos rotos.
Necesitamos mayores mecanismos de fiscalización y una participación directa de los peruanos en las instituciones. Para ello el concepto de democracia delegativa debe cambiarse por el de democracia directa.
Si nosotros no nos hacemos responsables de lo que sucede en el mecanismo de gobierno más cercano (ej. municipios), tampoco podemos pedir que los funcionarios y representantes se porten a la altura. Desgraciadamente no todos tienen los mismo valores, ya que tenemos un sistema educativo decadente, que va de la mano con una serie de elementos que permiten la existencia de la "criollada" como si fuera una gracia.
Esto no solo se trata del indulto a Alberto Fujimori, sino que se trata de un círculo vicioso que se ha apoderado de toda la maquinaria estatal. De una forma de "negociar" el destino de un país en torno a intereses personales. Para eso no fueron elegidos (en otros casos contratados) y es la población que reclama que se le represente adecuadamente.
¿Acaso estamos dispuesto a entregar el Perú en este instante? Nos han robado, nos han timado, con este indulto realizado entre gallos y media noche. ¿Es este el país que queremos?