martes, 25 de marzo de 2014

Minería ilegal: camino a la formalización

Durante estos últimos días, hemos sido testigos oculares de la toma de espacios públicos en el Centro histórico por parte de mineros informales. La demanda por la cual están presentes en la capital es que: desean formalizarse y el gobierno no les brinda las facilidades del caso.

La estrategia colectiva de venir a Lima para extender su reclamo, el cual ya viene siendo protagonista en las carreteras sureñas, parece efectiva. Al gobierno no le conviene la conflictividad social, así que ya está buscando las alternativas que tengan a "todos contentos"¿Cómo dejar a todos los actores satisfechos y no morir en el intento?




La actividad minera sea formal o informal, siempre deja un impacto negativo en el ambiente. Es deber del Estado velar porque éste sea el menor impacto posible y además que se asuman responsabilidades antes, durante y después de la realización del proyecto. El estado peruano pocas veces hace su tarea al respecto, viene mal acostumbrado desde los años 90 a no intervenir tajantemente contra capitales nacionales o extranjeros cuando atentan contra sus intereses. Esto es un mal síntoma de la constitución del 93 y las políticas neoliberales que se afirmaron sin discusiones durante aquella década.

Si nos remitimos a Hernando de Soto, el camino que están siguiendo los mineros ilegales es el que ha seguido la mayoría de "emprendedores" peruanos. Ya que todo negocio o propiedad hoy formales ayer fueron conquistas informales. Recurso único la ley peruana, siempre tan flexible.


Solución: ¿formalizarlos y ya?

Bueno formalizar a los mineros ilegales es un paso interesante, sin embargo su actividad trae consecuencias que al llegar a la formalidad serían frenadas por el Estado. Muchos esperamos que se ejerza un control real del impacto ambiental que ellos dejan. Pero podríamos encontrarnos con la misma pared que encontramos en Conga u otra aún peor.

Realmente estamos ante un problema social que no se está resolviendo a cabalidad. Pues los mineros informales tienen un perfil similar al de los madereros y cocaleros informales. Y esta afirmación, no la tomemos como una ofensa, se basa en que se tratan de actividades ilegales que recaudan grandes ingresos a sus ejecutores así como que causan un gran impacto ambiental. Y hablamos de ingresos que difícilmente puedan ser cubiertos por otras actividades económicas.

Podemos verlo respecto a la coca, este cultivo se cosecha de 3 a 6 veces por año y tiene clientela formal e informal, siendo la segunda la que trae mayores ingresos. Lo que tiene en contra es que mata la tierra; luego de haber sido usada para la coca, la tierra ya no puede ser usada para otro cultivo y tiene corto tiempo de vida hasta ser un terreno yermo. Con esto no estoy diciendo que se elimine este cultivo, sino que lo ideal es su control para el consumo habitual en productos tales como la harina de coca y el consumo mismo de la hoja. Pues es evidente que los clientes informales de los agricultores de la hoja de coca no van para estos derivados, sino que buscan realizar otro tipo de productos que en su elaboración también causan un grave impacto ambiental: los laboratorios de coca.

Y así se forma una red tiránica de explotación de la tierra. Dónde lo único que rige las cocechas y héctáreas es la ley de oferta y demanda sin miramientos a conservar los recursos y l aprocuración de los mismos. Estas industrias informales no tienen contemplaciones con el medio ambiente y mucho menos con la conservación de los recursos para su posterior consumo. Todo lo contrario, estamos ante la cultura del "consumo inmediato", cultura de depredadores.

Entonces, qué hacemos con el problema social que causará la formalización y el control de la actual minería ilegal. Estamos en un versus entre el impacto ambiental y el impacto social.

No todos pueden ser mineros "formales", no siempre el Estado aceptará que realicen su actividad extractiva en determinado lugar o por algún proyecto, pues habrán situaciones tendenciosas entre los minero formalizados y las grandes mineras transnacionales que ya tienen proyectos prometidos con este gobierno. En cuanto esto último, evidentemente preferirán a sus socios grandes.